martes, 11 de marzo de 2014

Ven Sube Acá



 

Entonces oyeron una gran voz del cielo, que les decía: «¡Subid acá!» Y subieron al cielo en una nube, y los vieron sus enemigos. (Apocalipsis 11:12)

 
 

El mensaje de hoy no va tratar en nada del contexto de este pasaje bíblico. Simplemente quiero sacar aparte dos palabras de aquí como título de este mensaje: ¡Subid Acá! O mas bien: “Ven, Sube Acá” Quizás sea un mandamiento o será mejor decir que es una invitación. A mí me gustan siempre las invitaciones, especialmente a comer. Así que hermanos, ya lo saben. Mejor todavía es la invitación de comer del “lejum” (Hebreo) pan espiritual, la Palabra del Señor.  El Señor nos convida a que nos desconectemos de los afanes de este mundo, de la potestad de las tinieblas, de la maldad del siglo presente y nos llama a un sitio mejor. Nos dice: “Sube Acá” Es Una invitación para toda la humanidad. Es una invitación sublime y de mucho honor de estar ante su presencia con regocijo.

 

Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra.
Servid a Jehová con alegría;
venid ante su presencia con regocijo. (Salmo 100:1-2)

 

 

¿Salir de Qué?

 
De los Afanes de este mundo – “Los que fueron sembrados entre espinos son los que oyen la palabra, 19 pero los afanes de este siglo, el engaño de las riquezas y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y la hacen infructuosa”. (Marcos 4:18-19)

Del Poder de las Tinieblas – “Él nos ha librado del poder de las tinieblas y nos ha trasladado al reino de su amado Hijo, 14 en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.” (Colosenses 1:13-14)






 Del Presente Siglo Malo – “Gracia y paz sean a vosotros, de Dios Padre y de nuestro Señor Jesucristo, el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén”. (Gálatas 1:3-5)

 

 

¿Por qué salir? Como usted pueden saber:
 
 
Soy Peregrino aquí. Mi hogar lejano esta. En la Mansión de Luz. Eterna Paz y Amor. Embajador yo soy, del Reino celestial… En los negocios de mi Rey. – Vivimos en este Mundo, pero No somos de este mundo. “No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. 17 Santifícalos en tu verdad: tu palabra es verdad. 18 Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo”. (Juan 17:16-18) Veamos la ilustración del agua y el aceite. Pone el agua y el aceite en una misma botella. Los agita y ¿Qué Pasa? Así somos en la botella del mundo.


El Mundo de hoy ha vuelto como era antes de la creación – En el principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra estaba desordenada y vacía, las tinieblas estaban sobre la faz del abismo y el espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. (Génesis 1:1-2) Vemos tres características de la tierra en el principio: desordenada, vacía y en tinieblas. ¿Acaso se puede decir que el mundo de hoy está en ese mismo estado? Pero hay esperanza: “El Espíritu de Dios se mueve” sobre la faz del mundo. El Señor Dios, Rey del universo dice: “Sea la Luz y fue la Luz” (Génesis 1:3). Todo será bueno si Dios declara las tinieblas: ¡FUERA! Y todo será BUENO.

Aplicación:

 

Ven, Sube Acá, dice el Señor Dios, Rey del universo. Es el mejor sitio donde estar. ¿Por qué no subes? No te invita abajo, al infierno. ¿Verdad que no? Es una boda del Cordero. “Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas y como la voz de grandes truenos, que decía:

¡Aleluya!,
porque el Señor, nuestro Dios Todopoderoso, reina.
Gocémonos, alegrémonos
y démosle gloria,
porque han llegado las bodas del Cordero
y su esposa se ha preparado.
Y a ella se le ha concedido
que se vista de lino fino,
limpio y resplandeciente. (Apocalipsis 19:6-8)

 

Hablando de invitación de fiestas con el Rey del universo quiero presentarles una parábola de Jesús:

«El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo una fiesta de bodas a su hijo. Envió a sus siervos a llamar a los invitados a la boda, pero estos no quisieron asistir. Volvió a enviar otros siervos con este encargo: “Decid a los invitados que ya he preparado mi comida. He hecho matar mis toros y mis animales engordados, y todo está dispuesto; venid a la boda.” Pero ellos, sin hacer caso, se fueron: uno a su labranza, otro a sus negocios; y otros, tomando a los siervos, los golpearon y los mataron. Al oírlo el rey, se enojó y, enviando sus ejércitos, mató a aquellos homicidas y quemó su ciudad. Entonces dijo a sus siervos: “La boda a la verdad está preparada, pero los que fueron invitados no eran dignos. Id, pues, a las salidas de los caminos y llamad a la boda a cuantos halléis.” 10 Entonces salieron los siervos por los caminos y reunieron a todos los que hallaron, tanto malos como buenos, y la boda se llenó de invitados. 11 »Cuando entró el rey para ver a los invitados, vio allí a un hombre que no estaba vestido de bodas, 12 y le dijo: “Amigo, ¿cómo entraste aquí sin estar vestido de bodas?” Pero él guardó silencio. 13 Entonces el rey dijo a los que servían: “Atadlo de pies y manos y echadlo a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes”, 14 pues muchos son llamados, pero pocos escogidos.» (Mateo 22:2-14)

 
 
Para participar de la invitación de Bodas, tenemos que estar bien vestidos. En este caso, ser vestido de Jesucristo. Y la única manera de estar vestido de Cristo es estar bautizados (sumergidos) en Cristo. “pues todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos”. (Gálatas 3:27) Jesús, quien murió por tus pecados, te invita a que te unas a Él en el bautismo para perdón de los pecados (Hechos 2:38). Serás revestido y así no tendrías el mismo destino de aquel que no se vistió de bodas: “A las tinieblas de afuera; allí será el lloro y crujir de dientes” (Mateo 22:13).

Julio Garcia


Diacono y predicador hispano

Iglesia de Cristo en Sanford Florida

321-262-8903