jueves, 18 de junio de 2015

Soy Peregrino Aqui

Soy Peregrino Aquí
“El Mundo no es mi hogar”

2 Corintios 4:17-18 – Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.

Introducción:

Según la Palabra de Dios la vida física es un soplo de viento, una neblina, flor de campo, una sombra, etc. La vida comparada con la eternidad es muy breve y la tierra es solo una residencia temporal. No vamos a estar aquí por mucho tiempo. Así que no nos apeguemos demasiado. Le pedimos a Dios que veamos la vida con Sus ojos. David oro: Hazme saber, Jehová, mi fin, Y cuánta sea la medida de mis días; Sepa yo cuán frágil soy. (Salmos 39:4). La biblia constantemente compara la vida sobre la tierra como vivir en un país extranjero. Este no es nuestro lugar permanente o nuestro destino final. Estamos aquí de paso, visitando la tierra. La Biblia emplea términos como extranjeros, peregrinos, advenedizo, extraño, visitante y viajero para describir nuestra estadía por esta tierra. El salmista dijo: “Forastero soy yo en la tierra…” (Salmos 119:9). Pedro explico: Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación (1 Pedro 1:17)
Había una vez un hombre que fue escogido para ser embajador en un país enemigo. Él tenía que aprender el lenguaje, las costumbres y el estilo de vida de ese país. Llego el momento que a él le gusto tanto todo lo que ese país le ofrecía que decidió quedarse permanente como ciudadano de ese país. Desde ese mismo momento se hizo enemigo de su país de origen. Así pasa cuando Dios nos ha puesto aquí en este mundo para ser peregrino o embajador de Cristo. Nos convertimos enemigo de Dios cuando enfocamos nuestras vidas en las cosas pasajeras del Mundo. La Biblia afirma que somos Embajadores de Cristo – Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios (2 Corintios 5:20). No queremos traicionar a nuestro Rey y Señor. Si vivimos en este mundo como permanentes nos hacemos enemigos de Dios. Considera lo que dice Santiago 4:4 - y Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.
Somos Peregrinos AquíConforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. (Hebreos 11:13)
Somos ExtranjerosAmados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma, manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras. (1 Pedro 2:11-12)
No Somos Advenedizos en este Mundo sino somos familia de Dios – y Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios. (Efesios 2:19).

El Presidente y el Misionero

Un antiguo relato cuenta de un misionero que al jubilarse volvía a su casa en los Estados Unidos en el mismo barco en que viajaba el presidente de esa nación. La algarabía de la muchedumbre, una banda militar, una alfombra roja, pancartas y los medios de comunicación, le dieron la bienvenida al presidente, mientras que el misionero desembarcaba sin notoriedad alguna. Sintiendo lástima de sí mismo, y con resentimiento, comenzó a quejar con Dios. Entonces el Señor le dijo con ternura: “Pero hijo mío, tú aún no has llegado a casa”.
Conclusión – Todavía no has llegado a casa. Vivimos en el mundo pero no somos del mundo. El Reino de Cristo no es de este mundo. Somos del Reino Celestial – Y el Señor me librará de toda obra mala, y me preservará para su reino celestial. A él sea gloria por los siglos de los siglos. Amén (2 Timoteo 4:18). 

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