Cantares 5:10-16
11 Su cabeza como oro finísimo;
Sus cabellos crespos, negros como el cuervo.
Sus cabellos crespos, negros como el cuervo.
12 Sus ojos, como palomas junto a los arroyos
de las aguas,
Que se lavan con leche, y a la perfección colocados.
Que se lavan con leche, y a la perfección colocados.
13 Sus mejillas, como una era de especias
aromáticas, como fragantes flores;
Sus labios, como lirios que destilan mirra fragante.
Sus labios, como lirios que destilan mirra fragante.
14 Sus manos, como anillos de oro engastados
de jacintos;
Su cuerpo, como claro marfil cubierto de zafiros.
Su cuerpo, como claro marfil cubierto de zafiros.
15 Sus piernas, como columnas de mármol
fundadas sobre basas de oro fino;
Su aspecto como el Líbano, escogido como los cedros.
Su aspecto como el Líbano, escogido como los cedros.
16 Su paladar, dulcísimo, y todo él
codiciable.
Tal es mi amado, tal es mi amigo,
Oh doncellas de Jerusalén.
Tal es mi amado, tal es mi amigo,
Oh doncellas de Jerusalén.
Recapitulando: Somos hechos amigos de Dios por
la muerte de Jesús en la Cruz (Reconciliados con Dios) Romanos 5:10. Luego
vimos la importancia de cultivar esa amistad con Dios. La comparamos con un jardín
de flores. Hoy vamos a hablar de cómo hacer para mantener esa relación con
Dios. Debemos Hablar, Escuchar y Visitar a nuestro Amigo Dios.
Hablar con Nuestro Amigo
La Biblia nos amonesta que oremos sin cesar (Hechos
12:5; 1 Tesalonicenses 5:17). Esto es hablar con Dios. Dios quiere que le
hablemos. La biblia nos dice una y otra vez que debemos estar gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación;
constantes en la oración (Romanos 12:12). Hablar con nuestro Amigo es lo
mejor lo que podemos hacer. Una vez a la semana no es suficiente. No es siempre
pedir, sino estar agradecidos por todas la cosas que Él nos ha regalado,
especialmente el Don de la Salvación (Romanos 6:23). No necesariamente son
oraciones largas y repetidas. Esto puede distraernos del propósito principal de
la oración (Hablar con Dios). Oraciones cortas son las efectivas si uno quiere
realmente desarrollar una duradera relación con nuestro amigo Dios. Hay una oración
por cada cosa para los judíos. Nosotros podemos tomar este mismo ejemplo en
cada tarea de nuestra vida. Así como uno se da un baño o cuando lava los platos
uno dice “Gracias Dios, Rey de nuestras vidas por proveer el agua para limpiar
nuestros cuerpos. Así como yo lavo mi cuerpo físico, limpia mi alma para no
pecar contra Ti” “Gracias por darme esta silla para descansar mis piernas” Cada
tarea que uno hace puede y debe ser una oración. Esto es realmente es “Orar sin
Cesar”.
Escuchado a nuestro Amigo (Meditar en
Su Palabra) Diariamente
Dios nos habla, a través
de Su Palabra. Por eso debemos meditar en su palabra día y noche. Cada momento
que tenemos la oportunidad después de orar, meditemos en su palabra. Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley,
sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a
todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y
todo te saldrá bien. (Josué 1:8).
La recomendación del salmista David: Sino que en la
ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche (Salmo 1:2)
No es simplemente leer sino aprender de memoria estos versículos
y aplicarnos a nuestras vidas. Dice David: “Temblad, y no pequéis; Meditad en
vuestro corazón estando en vuestra cama, y callad. Selah” (Salmos 4:4)
David dedica
enteramente el Salmo 119 a la mediación de la Palabra de Dios:
1. ¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Todo el
día es ella mi meditación. (Salmos 119:97)
2. En tus mandamientos meditaré; Consideraré tus caminos. (Salmos
119:15)
3. Hazme entender el camino de tus mandamientos, Para que medite en
tus maravillas. (Salmos 119:27)
Visitando a nuestro Amigo (Buscando
Su Presencia)
Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; Que esté yo en la casa
de
Jehová todos los días de mi vida, Para contemplar la hermosura de Jehová, y para
inquirir en su templo. (Salmos 27:4)
Biblia de las Américas: Una cosa he pedido al Señor, y ésa buscaré: que habite yo en la
casa del Señor todos los días de mi vida,
para contemplar la hermosura[a] del Señor, y para meditar[b] en su templo.
Cuando éramos jóvenes el novio visita a su novia
diariamente. No pasaba ningún día sin visitar. Eso pasa cuando nos enamoramos…
Visitar a Dios es también visitar a nuestros hermanos
de la fe…
Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que
en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo
hicisteis. (Mateo 25:40)
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