martes, 30 de diciembre de 2014

Enamorados de Nuestro Amigo Dios


Cantares 5:10-16

10 Mi amado es blanco y rubio,
Señalado entre diez mil.
11 Su cabeza como oro finísimo;
Sus cabellos crespos, negros como el cuervo.
12 Sus ojos, como palomas junto a los arroyos de las aguas,
Que se lavan con leche, y a la perfección colocados.
13 Sus mejillas, como una era de especias aromáticas, como fragantes flores;
Sus labios, como lirios que destilan mirra fragante.
14 Sus manos, como anillos de oro engastados de jacintos;
Su cuerpo, como claro marfil cubierto de zafiros.
15 Sus piernas, como columnas de mármol fundadas sobre basas de oro fino;
Su aspecto como el Líbano, escogido como los cedros.
16 Su paladar, dulcísimo, y todo él codiciable.
Tal es mi amado, tal es mi amigo,
Oh doncellas de Jerusalén.

Recapitulando: Somos hechos amigos de Dios por la muerte de Jesús en la Cruz (Reconciliados con Dios) Romanos 5:10. Luego vimos la importancia de cultivar esa amistad con Dios. La comparamos con un jardín de flores. Hoy vamos a hablar de cómo hacer para mantener esa relación con Dios. Debemos Hablar, Escuchar y Visitar a nuestro Amigo Dios.

Hablar con Nuestro Amigo

La Biblia nos amonesta que oremos sin cesar (Hechos 12:5; 1 Tesalonicenses 5:17). Esto es hablar con Dios. Dios quiere que le hablemos. La biblia nos dice una y otra vez que debemos estar gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración (Romanos 12:12). Hablar con nuestro Amigo es lo mejor lo que podemos hacer. Una vez a la semana no es suficiente. No es siempre pedir, sino estar agradecidos por todas la cosas que Él nos ha regalado, especialmente el Don de la Salvación (Romanos 6:23). No necesariamente son oraciones largas y repetidas. Esto puede distraernos del propósito principal de la oración (Hablar con Dios). Oraciones cortas son las efectivas si uno quiere realmente desarrollar una duradera relación con nuestro amigo Dios. Hay una oración por cada cosa para los judíos. Nosotros podemos tomar este mismo ejemplo en cada tarea de nuestra vida. Así como uno se da un baño o cuando lava los platos uno dice “Gracias Dios, Rey de nuestras vidas por proveer el agua para limpiar nuestros cuerpos. Así como yo lavo mi cuerpo físico, limpia mi alma para no pecar contra Ti” “Gracias por darme esta silla para descansar mis piernas” Cada tarea que uno hace puede y debe ser una oración. Esto es realmente es “Orar sin Cesar”.

Escuchado a nuestro Amigo (Meditar en Su Palabra) Diariamente

Dios nos habla, a través de Su Palabra. Por eso debemos meditar en su palabra día y noche. Cada momento que tenemos la oportunidad después de orar, meditemos en su palabra. Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. (Josué 1:8).
La recomendación del salmista David: Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche (Salmo 1:2)
No es simplemente leer sino aprender de memoria estos versículos y aplicarnos a nuestras vidas. Dice David: “Temblad, y no pequéis; Meditad en vuestro corazón estando en vuestra cama, y callad. Selah” (Salmos 4:4)
David dedica enteramente el Salmo 119 a la mediación de la Palabra de Dios:
1.       ¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación. (Salmos 119:97)
2.       En tus mandamientos meditaré; Consideraré tus caminos. (Salmos 119:15)
3.       Hazme entender el camino de tus mandamientos, Para que medite en tus maravillas. (Salmos 119:27)

Visitando a nuestro Amigo (Buscando Su Presencia)

Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; Que esté yo en la casa de
Jehová todos los días de mi vida, Para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo. (Salmos 27:4)
Biblia de las Américas: Una cosa he pedido al Señor, y ésa buscaré: que habite yo en la casa del Señor todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura[a] del Señor, y para meditar[b] en su templo.
Cuando éramos jóvenes el novio visita a su novia diariamente. No pasaba ningún día sin visitar. Eso pasa cuando nos enamoramos…
Visitar a Dios es también visitar a nuestros hermanos de la fe…
Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis. (Mateo 25:40)

¿Estas usted Cultivando su Amistad con Dios?


¿Estás Usted Realmente Enamorado del Señor?

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